domingo, 7 de febrero de 2021

El Hereda San Pablo se trae a Burgos la Intercontinental (73-82).

En una nueva página para la historia de un club que hace apenas 6 años no existía, el Hereda San Pablo Burgos se proclamó campeón de la Copa Intercontinental de la FIBA tras vencer a la Asociación Atlética Quimsa argentino (73-82). El equipo que dirige Joan Peñarroya realizó una primera parte para el recuerdo en la que sentenció el partido tras amasar 24 puntos de renta al descanso. Tras el paso por vestuarios, Quimsa apretó mucho más en defensa y puso en apuros a los burgaleses, que sin embargo supieron mantenerse siempre por encima en el marcador.

El partido se rompió en el segundo cuarto. En esos 10 minutos, el Miraflores amasó una renta que a la postre sería definitiva. Benite, McFadden y Kravic martillearon el aro de los de Santiago del Estero sin contemplaciones y consiguieron romper por completo el partido. Después de pasar por vestuarios, Quimsa se puso las pilas, y la defensa de Díez y Gramajo se sumó a la revolución ofensiva de Robinson, que a punto estuvieron de dar la vuelta de forma inverosímil al partido. Resultó capital la aportación de Horton, que nuevamente haciendo un trabajo sucio y que no se ve en las estadísticas, sostuvo al Miraflores en los peores momentos del partido.


LA CRÓNICA

Inicio igualado (20-25)

El partido comenzó como una centella. Ambos equipos juegan rápido  alegre, y en los primeros minutos el partido era un correcalles. Benite daba las primeras ventajas al Miraflores, pero Quimsa no se arrugaba con un juego que le venía muy bien a su intereses (13-14 min 5).

El Hereda San Pablo se entonaba en defensa y el ritmo bajaba un poco. Los de Peñarroya usaban la superioridad de Kravic bajo los aros, pero los de Santiago del Estero se mantenían a duras penas en el partido con el 20-25 de final de cuarto.

Hereda San Pablo rompe el partido en mil pedazos (12-31).

La entrada de los hombres de banquillo no le sentaba demasiado bien a los argentinos. De inicio los burgaleses rompían el marcador con ventajas por encima de los 10 puntos, obligando a Sebas González a un tiempo muerto prematuro. Parecía que Quimsa respondía de la mano de Robinson y Simpson, pero Peñarroya paraba rápido el partido para que no se le escapara la ventaja (27-36 min 15).

Después del ecuador del cuarto, el Miraflores se escapaba. 2 triples de McFadden abrían brecha, y Quimsa se quedaba sin respuesta. Los burgaleses se encontraban muy cómodos en la pista y aplastaban sin miramientos a los argentinos, completamente sobrepasados y sin respuesta alguna en sus filas.  Las ventajas se iban sin remedio por encima de los 20 puntos y al final de la primera parte el partido estaba completamente roto, con un clarísimo y casi definitivo 32-56 en el electrónico.

Reacción de Quimsa a base de defensa (23-11)

El partido cambió tras la salida de los vestuarios. Quimsa se puso manos a la obra en labores defensivas y se aprovechó de un inicio relajado del partido por parte burgalesa. El 11-4 de inicio bajaba la renta de los 20 puntos de diferencia, pero al ecuador del período, el Hereda San Pablo Burgos controlaba el partido (43-62 min 25).

La defensa de perímetro de Gramajo cortocircuitaba el ataque europeo, y las canastas de Robinson daban vida a Quimsa. A falta de 3 minutos para el final del cuarto, y con la ventaja a tiro de triple de bajar de 10 puntos (50-62 min 27) Peñarroya despertaba y pedía un tiempo muerto para intentar cambiar la actitud de sus jugadores. No lo logró, pero por lo menos Benite estrenaba a los castellanos desde el triple y mantenía distancias a falta de los últimos 10 minutos con el 55-67 en el electrónico.

La Copa viaja a Burgos (18-15).

No recuperó el ritmo el Miraflores en el último cuarto. Los de Peñarroya seguían obcecados en ataque, donde sólo Benite parecía responder. Sin embargo, la defensa burgalesa sí que respondía, liderada por un gran Ken Horton. Quimsa devolvía todos los envites, y conseguía bajar la diferencia por debajo de la barrera psicológica de los 10 puntos (61-70 min 34).

EL encuentro no era especialmente vistoso. Quimsa seguía tirando de defensa y el San Pablo no era capaz de lograr anotar con la facilidad de la primera parte. La diferencia se mantuvo estable cerca de la decena de puntos, hasta que un arreón de Alejandro Díez puso un marcador impensable (70-75 min 38) al descanso del partido. Sin embargo, los argentinos murieron en la orilla. Los hombres de Sebastián González se quedaron sin gasolina tras una segunda parte muy intensa que no llegó a compensar el horror del segundo cuarto. El Hereda San Pablo tiraba de experiencia y controlaba muy bien el partido en los minutos postreros para acabar la final con un justo 73-82 en el marcador y el título Intercontinental en el zurrón.





LAS CLAVES

- Un cuarto apabullante: el segundo cuarto de este partido entra directamente en los anales del C.B. Miraflores. En esos 10 minutos, el Hereda San Pablo Burgos pasó por encima sin piedad de una Asociación Atlética Quimsa simplemente impotente ante el vendaval de juego burgalés. El conjunto de Joan Peñarroya vio canasta con muchísima facilidad y casi sentenció la final por completo.

Destacaron en ese periodo los de siempre. McFadden y Benite estuvieron especialmente acertados, con Kravic dando réplica en posiciones interiores. Cuando el equipo castellano juega a esta velocidad es prácticamente imparable como se vio en este partido. El resultado del cuarto, 12-31 es apabullante. Como dato, el equipo de Burgos anotó más puntos en este cuarto que en toda la segunda parte entera (26 puntos, 11+15).

- Apagón tras el descanso: si bien el segundo cuarto fue memorable, toda la segunda parte fue para el olvido. Tras el paso por vestuarios el Miraflores se apagó por completo. La confianza por la abultada ventaja obtenida en el segundo cuarto, la mayor intensidad defensiva de Quimsa y el cansancio hicieron mella en los burgaleses. Esta vez no pasó nada por lo abultado de la ventaja, pero el conjunto de Peñarroya se está acostumbrando peligrosamente a tener este tipo de bajones y pude ser peligroso en este mes y el que viene, en el que el Miraflores se juega la Copa del Rey y su presencia en la Final Eigth de la BCL. 

Es cierto que hubo algún que otro aspecto extradeportivo en el bajón. Ahora en Argentina es verano, y el cambio del invierno burgalés al verano de Buenos Aires de golpe (una diferencia de unos 35-40 grados centígrados) es complicado de sobrellevar por el cuerpo. Si a eso le sumamos un calor por encima de lo normal dentro del pabellón (los jugadores sudaban ostensiblemente y hasta Peñarroya en el banquillo sudó más que en muchos partidos de su etapa como jugador), se explica algo mejor ese bajón de rendimiento.

- Robinson, el faro argentino en ataque: gran partido del escolta americano de Quimsa. Fue de los pocos que se salvó de la quema en la primera parte y tras el descanso asumió sin complejos su papel de líder. El tercer cuarto lo cerró con 13 puntos anotados, vital en la remontada de los de Santiago del Estero.

- La defensa de Quimsa: además de Robinson, el otro gran protagonista tras el descanso fue la defensa de los argentinos. Sebas González supo ver que la única opción de victoria era frenar un ataque buraglés que al descanso les había metido 56 puntos. Destacaron sobre el resto 2 jugadores. Iván Gramajo cerró el perímetro. El escolta argentino se ocupó de frenar a la opción más peligrosa del Miraflores, e impidió los triples que tanto atormentaron a su equipo antes del descanso.

Por su parte, Alejandro Díez se hizo fuerte en la zona. Con la lesión de Ramírez-Barrios tuvo más protagonismo y supo hacerse fuerte en las inmediaciones de la canasta. Frenó en seco las opciones burgalesas cerca del aro y fue capaz de anotar, destacando en ese mini parcial de 0-4 que puso a su equipo a 5 puntos con 2 minutos por jugarse.

- Horton, vital en el partido: una vez más, el americano resultó clave en el partido. En la primera parte sumó mucho en el apartado estadístico, suelto en ataque como el resto de sus compañeros. Sin embargo, su mejor versión vino tras el descanso. Cerró la zona a cal y canto, evitando que los jugadores de Quimsa sumaran bajo canasta como estaban haciendo desde el perímetro. Una vez más, hizo ese trabajo sucio poco agradecido y que no aparece en las estadísticas, pero resultó clave para que los de Santiago del Estero no remontaran en el marcador.


EL MVP

Vítor Benite y Ken Horton: ambos se merecen el premio. El escolta brasileño resultó clave en la primera parte rompiendo el partido, y tras el descanso fue de los pocos focos ofensivos del equipo castellano. Terminó el partido con 19 puntos y se llevó el premio oficial como MVP de la final. Por su parte, Horton terminó el partido con unos muy buenos 12 puntos y 8 rebotes para 17 de valoración. Sin embargo más allá de los números, el americano resultó clave tras el descanso, con su defensa y serenidad para amarar un título que se complicó mucho más de lo esperado tras el descanso.

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